Versión no contada
- Aixa Mariely Rodriguez
- 25 feb
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 26 feb

Me detuve a leer una versión antigua sobre la mujer virtuosa y me resonó el verso: “no come el pan de balde”. A mi mente lo que llegó fue el meme de Homero Simpson que se esconde entre los arbustos, como si mi conciencia no quisiera ser expuesta.

Cuantos atracones de galletitas, chocolates o de comida me he dado cuando he tenido ansiedad. No me he parecido en nada a la mujer de proverbios, creo que me he asemejado más al niño de la película de Matilda que se comió el pastel de chocolate. Y me parece como hacer una pausa con la boca embarrada de chocolate: “pero ¿qué estaba pensando el que escribió este capítulo? ¡Qué manera de juzgar! Seguramente su mujer virtuosa no era comilona como yo.”
“Considera los caminos de su casa y no come el pan de balde”
Proverbios 31:27
Considerar los caminos de nuestro hogar es estar atento a lo que está pasando en casa, aquello que ocurre cuando se cierran las puertas: asuntos de relaciones, cosas del trabajo, de finanzas, de salud, que únicamente lo conocen los que viven dentro del hogar. Llegarán momentos que no serán agradables, ni estables, y hasta puede que sean muy fuertes de sobrellevar. Nosotras somos seres emocionales y cuando llega un momento de crisis, a muchas les da con dejar de comer, y otras comemos mucho, pero la realidad es, que la mayoría puedo asegurar que lloramos. Deseamos regresar a la “normalidad”, a la paz y en ocasiones desesperamos.
Para todo hay un tiempo. Y si ese es tu momento ahora, es importante que sepas que Dios toma tus lágrimas y las pone en un frasquito y escribe todo esto que te está pasando en su libro. Me emociona y me conmueve que Dios sea el escritor de mi historia.
“Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro”
Salmos 56:8-11
Esto lo escribió David, dando por sentado de que Dios no ignora lo que nos sucede, y que Él está dispuesto a ayudarnos y que actúa a favor de nosotros.
Mi esposo me elogia mucho. Siempre tiene palabras bonitas y me dice cosas dulces, pero en el fondo, yo quisiera ser como esa mujer que describe el libro de Proverbios. Sin embargo, mis acciones no son como las de ella. Hay momentos que veo el esfuerzo de mi marido y siento que aun teniendo la capacidad de ayudarle, no llego a esa medida que debo y como quisiera. Deseo ahorrarle malos ratos, ahorrarle lágrimas y darle todo lo que el necesite para que lleve una vida calmada. Entonces Dios me recuerda, que no soy yo la proveedora, que nuestra provisión viene de Dios. Que Él abrirá las manos de mi esposo para entregarle la provisión, y que yo voy a recibir de ello, que Dios me puso al lado de mi esposo, como su ayuda adecuada (idónea).
La versión no contada de la mujer virtuosa es la que confronta la realidad de nosotras, ella también tenía debilidades. El escritor la elogia de tal manera que parece inalcanzable y hasta exagera diciendo “¿quién la hallará?”. Dios sabe que en nuestra humanidad, mientras estemos en este cuerpo, nunca llegaremos a ser perfectos. Ahora, eso no nos da derecho de ser mujeres destructoras, por eso Dios nos dice: “considera los caminos de tu casa y no malgastes la provisión que Dios ha dado en tu hogar”. Dios provee tiempo, recursos y sabiduría, tu también eres mayordomo de ello.
Con nuestras bocas y manos, "embarradas con el chocolate" de nuestras debilidades, aun así con todas nuestras imperfecciones Dios quiere usarnos en nuestro hogar como punto de influencia y como generadoras de paz, como administradoras de su provisión y como ejemplo a otras.
“Mi gracia es todo lo que necesitas, mi poder actúa mejor en la debilidad”
2 Corintios 12.9
Oración de la esposa:
"Señor yo quiero que mi esposo tenga paz a mi lado. Quiero que el siempre vuelva a mí teniendo la libertad de sentirse comprendido. Quiero ser esa mujer que considera los caminos de su casa y no desperdicia. No desperdicia el tiempo que nos has dado, quiero que a mi lado su tiempo sea fructífero en Tí, que él se desarrolle y llegue al potencial de lo que le llamaste. Que yo no derroche la provisión que le entregaste, porque ese es el pan que has entregado en nuestro hogar. Enséñame a no malgastar lo que él trajo y lo que ambos trabajamos con tanto esfuerzo, no sólo en lo material, sino en lo espiritual y emocional. En el nombre de Jesús, Amén."
Proverbios 31
Aixa Mariely Rodriguez
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